Exposición “Obsceanográfico”, de Daniel Verbis

Ante una exposición de Daniel Verbis (León, 1968) conviene advertir al espectador curioso para que abra los ojos y esté atento. Cada una de sus imágenes conlleva un recorrido, un  acercamiento y una búsqueda previos pero también visibles, como si el cuadro final contuviese todas las opciones posibles. Quizá por eso, unos tienen apariencia de estallidos, casi todos tienden a la gran escala y muchos se articulan en dinámicos trípticos. Al pintar, Verbis despliega posibilidades, juega con las formas, abre opciones, lleva al límite recursos plásticos, introduce elementos de aparente contradicción pero consigue mantener la imagen ágil, fresca.

Parece que pinta fácil, que las obras le salen fluidas, que apenas duda; una visita al estudio ratifica esa impresión, pero aclara algunas claves: el amplio taller tiene varios espacios, cada uno preparado para una actividad concreta, y llaman la atención las estanterías, tanto de libros como de material propio. Dibujos, colages y libros de artista, clasificados, casi expectantes: almacenes de imágenes, estímulos, sugerencias. Se entiende entonces que hay un trabajo previo, minucioso y continuo, que puede preparar mano y ojo antes de entrar con decisión en la pintura. Quizá sea así. De lo que no cabe duda es del interés por provocar la aparición de imágenes y preguntarse luego por posibles salidas alternativas.

Para Verbis pintar es añadir, pero también restar, componer, dejar que la materia avance o se condense en formas, en volúmenes nunca pesados, casi siempre orgánicos. En sus obras no existe la rigidez y sí una huella del gesto de la mano que en ocasiones le lleva hacia lo tridimensional. Cuando interviene sobre imágenes ajenas (pintando sobre las páginas de un libro o preparando colages a partir de sus páginas), busca la densidad, la doble piel, pero si originan cuadros posteriores elige un motivo al que dar dimensión. Recurre con mucha frecuencia a los juegos de escala, buscando efectos de percepción barroca (macro y microcosmos en mezcolanza), pero siempre desde la pintura.

 

En la Sala Amós  Salvador hasta el 19 de junio. Entrada libre